Si instilamos un colirio seguido inmediatamente de otro añadimos un volumen excesivo que se suma al volumen de lágrima que recubre la superficie ocular. La consecuencia es que perdemos parte de esos fármacos por rebosamiento (se nos moja la piel del párpado inferior) Lo mejor es esperar, al menos, cinco minutos entre una instilación y la otra. Así cada medicamento tiene tiempo de absorberse a través de las estructuras superficiales (córnea y conjuntiva) para llegar al lugar donde tienen que actuar.